Sinopsis:
La pasión de Arthur Fleck, un hombre ignorado por la sociedad, es hacer reír a la gente. Sin embargo, una serie de trágicos sucesos harán que su visión del mundo se distorsione considerablemente convirtiéndolo en un brillante criminal.
Opinión personal:
Eso sí, que nadie espere ver efectos
especiales, superhéroes, acción o cuerpazos embutidos en mallas apretadas. Es
una película madura, ambientada a principios de los ochenta, que gira en torno a
una magistral interpretación de Joaquin Phoenix. En la que se nos muestra a un
personaje torturado y vapuleado por la vida, en una ciudad corrompida hasta los
cimientos. Una víctima de tercera que ni tan siquiera tiene derecho a la compasión
de la sociedad. Que observa cómo los integrantes de la élite, exhibiendo sus perfectas
dentaduras en los medios de comunicación, se atreven a despreciar a los que son
como él. No obstante, una serie de acontecimientos le llevan a cometer un
crimen que, curiosamente (o tal vez no tanto), recibe un inesperado apoyo
social. Todo ello provocará que la rabia acumulada durante años salga a flote
para crear un monstruo: El Joker, el símbolo de los despreciados.
Es también un aviso, un recordatorio
de que existen víctimas olvidadas rumiando su odio en los rincones más oscuros
(o puede que no tan oscuros) de nuestra sociedad. Insisto, tengo que remontarme
unos cuantos años para recordar haber salido del cine tan satisfecho. Me ha
devuelto la ilusión por el séptimo arte.
Luis Ángel Fernández de Betoño.