martes, 26 de noviembre de 2019

DUNE

Sinopsis:

Dune relata la historia del planeta desértico Arrakis, única fuente de melange, la especia necesaria para el viaje interestelar y que además garantiza longevidad y poderes psíquicos. La administración de Arrakis es transferida por el emperador de la noble Casa de Harkonnen a la Casa Atreides. Los primeros no quieren abandonar sus privilegios, y a través de traiciones y sabotajes, destierran al joven duque Paul Atreides al duro entorno del planeta para que muera. Pero Paul podría resultar ser mucho más que un duque al que han usurpado su puesto... Su lucha se encuentra en el epicentro de un nexo de poderosas personas e importantes sucesos, y las repercusiones se dejarán sentir a través del Imperio.


Opinión personal:

Por culpa de aquella película de los 80, me resistía a leer esta novela. Sin embargo, hay que reconocer que es una obra maestra. Es una historia escrita en los 60 que soporta perfectamente el paso del tiempo. Incluso es premonitoria con lo que ha ocurrido en la historia reciente. Sobre todo si se compara la especia de Arrakis con el petróleo, y los Fremen con los numerosos grupos radicales que han surgido en los últimos tiempos.
Aparte de esto, el autor crea un universo propio que te atrapa irremediablemente. Es evidente que muchas obras de fantasía y de ciencia ficción posteriores beben de las arenas de Dune.
Imprescindible para todo amante de la ciencia ficción y de la literatura en general.

lunes, 7 de octubre de 2019

Joker

Sinopsis:

La pasión de Arthur Fleck, un hombre ignorado por la sociedad, es hacer reír a la gente. Sin embargo, una serie de trágicos sucesos harán que su visión del mundo se distorsione considerablemente convirtiéndolo en un brillante criminal.


Opinión personal:

Este domingo acudí al cine a ver "Joker". Cuando terminó me llamó la atención que, a pesar de que la sala estaba llena, no se escuchaban los habituales comentarios, ni las risas de rigor. Los espectadores abandonábamos la sala en silencio, pensativos, impresionados por la historia que nos habían mostrado, un síntoma inequívoco de la calidad de la misma. Porque es una cinta muy buena. Hacía tiempo que una película no me impactaba tanto. Una obra que hace honor al séptimo arte.
            Eso sí, que nadie espere ver efectos especiales, superhéroes, acción o cuerpazos embutidos en mallas apretadas. Es una película madura, ambientada a principios de los ochenta, que gira en torno a una magistral interpretación de Joaquin Phoenix. En la que se nos muestra a un personaje torturado y vapuleado por la vida, en una ciudad corrompida hasta los cimientos. Una víctima de tercera que ni tan siquiera tiene derecho a la compasión de la sociedad. Que observa cómo los integrantes de la élite, exhibiendo sus perfectas dentaduras en los medios de comunicación, se atreven a despreciar a los que son como él. No obstante, una serie de acontecimientos le llevan a cometer un crimen que, curiosamente (o tal vez no tanto), recibe un inesperado apoyo social. Todo ello provocará que la rabia acumulada durante años salga a flote para crear un monstruo: El Joker, el símbolo de los despreciados.
            Es también un aviso, un recordatorio de que existen víctimas olvidadas rumiando su odio en los rincones más oscuros (o puede que no tan oscuros) de nuestra sociedad. Insisto, tengo que remontarme unos cuantos años para recordar haber salido del cine tan satisfecho. Me ha devuelto la ilusión por el séptimo arte. 

Luis Ángel Fernández de Betoño.

sábado, 5 de octubre de 2019

Eva (Arturo Pérez-Reverte) Reseña


Sinopsis:


«No me tengas por una de esas burguesitas perdidas entre las filas obreras. Soy una agente soviética, y tus criminales jefes fascistas podrían pedirte cuentas.»
Marzo de 1937. Mientras la Guerra Civil sigue su trágico curso, una nueva misión lleva a Lorenzo Falcó hasta Tánger, turbulenta encrucijada de espías, tráficos ilícitos y conspiraciones, con el encargo de conseguir que el capitán de un barco cargado con oro del Banco de España cambie de bandera. Espías nacionales, republicanos y soviéticos, hombres y mujeres, se enfrentan en una guerra oscura y sucia en la que acabarán regresando peligrosos fantasmas del pasado.

Opinión personal:


El primer libro que leí de de Reverte fue "La piel del tambor", hará unas dos décadas, y desde entonces me convertí en fiel seguidor suyo. He leído casi todos sus libros y estoy convencido de que su obra consigue que veas la vida desde otro ángulo, más real, más clarividente y te convierte en una persona menos manipulable. Opino que este país sería infinitamente más estúpido si no tuviéramos a Perez-Reverte. Por otro lado, me alegra comprobar que el autor mejora con cada libro, que su prosa y su mala leche no pierden fuerza. Imperturbable a las críticas y a los ataques que recibe desde todos los lados. En esta novela no he parado de subrayar párrafos y frases que pienso retener en mi memoria. Felicidades, Arturo, espero que continúe escribiendo muchas décadas más.

lunes, 19 de agosto de 2019

Prólogo (La tercera ley)


Prólogo



Martes, 9 de agosto de 2016


Allí la tenía, arrodillada frente a él, en sus ojos se atisbaba el terror de quien sabe que va a morir. El intenso aguacero veraniego lo empapaba todo. Jimmy contemplaba la escena parapetado tras el cañón de su pistola, que sujetaba con las dos manos y los brazos extendidos. Le parecía que no iba con él, como si fuese el espectador de una película de serie B.
—No lo hagas —suplicó la jueza—. Aún estás a tiempo. Necesitas ayuda, eres un enfermo.
—Si estoy loco es por tu culpa, maldita zorra.
—Pero fue Ruth la que te dejó, la que te puso los cuernos.
—Eso es verdad, sin embargo, ¿quién dictó la sentencia? Sabías que era una injusticia y aun así la firmaste. Total, solo soy un hombre. ¿A quién le importa? Lo normal es que ella se quede con todo. ¿No?
—Tal vez tengas razón. Deberías haberla recurrido. Últimamente revocan muchas de mis sentencias.
—No me lo creo, en el juzgado estabais todos contra mí. Era evidente.
—¿Qué más quieres? Has recuperado tu casa —sollozó la magistrada.
Jimmy meditó unos instantes. Observó que las gotas golpeaban el metal del arma para luego resbalar por él formando diminutas goteras. El viento arreciaba con fuerza jugando con la lluvia y las ramas de los árboles. Debería estar nervioso, mas no era así, no le temblaba el pulso.
—¿Y qué hay de mi hijo? Lo he perdido, me mira como a un extraño. En realidad, cree que su padre es el nuevo novio de Ruth, un tal Jaime.
—Aún es muy pequeño. Ten paciencia y terminará por reconocerte como su padre.
—Ya, ¿y quién me va a devolver estos años de su vida? No lo estoy viendo crecer. Me estoy perdiendo lo más hermoso. Mientras tanto, tú seguirás haciendo de las tuyas.
—No, te juro que no. Cambiaré.
—No te creo.
Acarició el gatillo. A esa distancia no podía fallar.
La mujer intuyó que iba a morir.
—¡Eres un delincuente! Lo supe nada más verte en el juicio. Tengo que velar por los intereses del menor. ¿Es que no lo entiendes? Los niños deben estar con sus madres.
—¿Los intereses del menor? No me hagas reír, lo único que te importa es el beneficio de las madres. ¿Acaso es bueno separar a los niños de sus padres? ¿Acaso es justo que solo pueda ver a mi hijo menos de sesenta horas mensuales?
La jueza guardó silencio. Tenía el pelo empapado y por su rostro corrían diminutos torrentes de agua. Su gesto cambió del miedo a la ira.
—¡Acaso, acaso, acaso…! ¿Acaso no eres un delincuente?
—¡Yo nunca he hecho daño a nadie!
—¿Estás seguro? ¿Te crees que no sé lo que pasó en Tenerife?
—¡Yo no hice…, fue Paco…! ¡Aquel cabrón lo merecía!
El sonido de la tormenta ahogaba sus gritos.
—¡Tú le ayudaste! ¡Fuiste su cómplice!
—¡Cállate, zorra!
Disparó.
Una, dos y hasta tres veces.
Sin embargo, las balas atravesaron el cuerpo de la magistrada e impactaron contra el tronco seco que estaba tras ella.
—¡Eres un mierda! —La jueza comenzó a reírse a carcajadas.
Jimmy se acercó y ella se fundió con los restos del árbol caído.
Otra alucinación.
Se llevó las manos a la cabeza. Notó el cañón del arma caliente sobre sus cabellos. Parecía que su mente volvía a recomponerse. Hacía como dos horas y media que había abandonado Seo de Urgel. Al ver la tormenta, decidió detener el vehículo en un área de descanso vacía, convencido de que el ruido de la tempestad ocultaría el sonido de los disparos. De esta forma podría probar la pistola y asegurase de que funcionaba perfectamente.
Introdujo el dedo en los tres agujeros. Era evidente que funcionaba. Miró alrededor.
Nadie.
El día se oscurecía conforme aumentaba la borrasca. Guardó la Star y buscó el camino de vuelta al coche. Calculó que había recorrido unos quinientos metros. Las costuras de su chubasquero empezaron a ceder y notó el frío del agua sobre sus hombros. Decidió volver. El viento ululaba entre la arboleda retorciendo a su antojo las ramas y arrancándoles las hojas sin piedad.
Cien metros después se detuvo al sentir que alguien merodeaba a sus espaldas.
Se giró y escudriñó el follaje.
Nadie.
Sintió miedo. No estaba solo y percibía una presencia extraña, no del todo humana. Le pareció que una sombra lo espiaba detrás de un roble. Aferró el arma y corrió saltando entre las traicioneras zarzas. Cayó al suelo clavándose varias espinas en las rodillas y las manos. Al incorporarse observó por la visión periférica que la sombra se acercaba. El terror disparó la adrenalina y comenzó una alocada carrera sin mirar atrás. El vehículo estaba estacionado junto al quitamiedos de la carretera. Lo saltó y buscó las llaves. El mando no funcionaba.
—Mierda —masculló—, se habrá mojado.
Apretó el botón y extrajo la llave. Por culpa del temblor, le costó demasiado introducirla en la cerradura. Por entre el vaho de los cristales podía ver que la sombra se aproximaba. Un olor a quemado asaltó sus fosas nasales. Consiguió abrir la puerta. Entró, cerró y echó el seguro. Arrancó el motor, metió primera y aceleró. Los doscientos caballos del BMW empujaron las cuatro ruedas tractoras con demasiada fuerza y el control de tracción tuvo que intervenir para mantener el vehículo en la trayectoria. Al alejarse miró el retrovisor interior. La sombra había tomado forma humana. Era un hombre de unos treinta años, totalmente empapado y con la camisa parcialmente quemada mostrando la línea de sus pectorales. Su cuerpo se incendió y emitió un grito animal.
—¡No puede ser! —exclamó Jimmy sollozando.
Lo había reconocido, a pesar de los años transcurridos seguía igual, como si el tiempo no hubiera pasado para él.
—Joder, la Antorcha Humana —murmuró entre lágrimas—. Tengo que terminar la misión antes de que acabe majareta del todo.


lunes, 15 de julio de 2019

AL ALBA

AL ALBA
 

Mentiría si dijera que no tengo miedo. Si piso tan fuerte al caminar es para evitar que el temblor de mis piernas me delate. Lo mismo ocurre con los grilletes, por eso los agarro como si colgara de ellos. Al salir al exterior no consigo abrir los ojos, calculo que llevo más tres semanas encerrado en este agujero. Sin embargo, cuando los rayos de sol acarician mi magullada piel siento renacer mi confianza. Es como el abrazo de una madre a un niño que llora desconsolado. El verdugo, un tipo enorme que huele aún peor que yo, me empuja y destroza el momento de paz que había logrado. Es igual, levanto la barbilla y me estiro tratando de mantener un porte altivo.
Atravesamos la puerta de los condenados. Mis pupilas ya están consiguiendo adaptarse a la claridad. Allí están todos, la villa entera ha acudido a presenciar el espectáculo. Sin embargo, esta vez es diferente. No escucho ni los gritos ni los abucheos habitúales con los que el pueblo suele saludar al reo. Tan solo percibo un murmullo sordo aderezado por llantos silenciosos. Cientos de ojos me observan mientras avanzo semi desnudo con mis ropas sucias y destrozadas, con mi carne mancillada por la intensa tortura a la que ha sido sometida. No obstante, mi espíritu está intacto. No han conseguido doblegarme, aunque crean que sí.
Levanto la vista y lo veo. Allí está, junto a la horca. Vestido para ocasión. Con su capa roja y sus calzas doradas. Custodiado por tres de sus hombres y el capitán de la guardia. Distingo su estúpida sonrisa. Él cree que ha triunfado, que ha logrado someterme, que la rebelión que inicié hace años desaparecerá cuando hinque la rodilla. Pero no lo haré. No claudicaré y, ahora que lo tengo tan cerca, tal vez, si Dios me ayuda, pueda culminar mi venganza y hacer justicia.
Descubro a mi esposa en primera fila. Con mi pequeña en brazos y mi primogénito agarrando su mano. La muchedumbre les deja espacio y forma un semicírculo donde nadie los empuja. Los ojos de mi hijo están bañados en lágrimas, pero no los de mi amada. Ella tiene la habilidad de hablarme sin mover los labios. En su rostro hay reproche y admiración al mismo tiempo, resignación ante lo inevitable. Sabe que anoche la mentí para engañar a mi enemigo. El mismo que tuvo la desfachatez de enviármela para tratar de convencerme. El mismo cobarde que escuchaba la conversación escondido tras el muro.
Soy consciente de que ella no lo entiende. ¿Pero cómo voy a arrodillarme ante ese monstruo? ¿Qué imagen voy a dar a mis hijos? ¿Y qué ocurre con las viudas de los hombres que dieron su vida por mi causa? Por mi loca idea de libertad. ¿Cómo se lo explico a sus huérfanos? No, lo siento amada mía, no puedo. Sabe Dios que me gustaría. Volver a mi hogar junto a ti y criar a nuestros retoños. Verlos crecer y verlos marcharse para formar sus propias familias. Envejecer juntos. Pero no puedo, ya no. Elegí otra cosa. Elegí luchar por un futuro mejor, por un reino justo y noble. Y, si ahora me someto, ese sueño desaparecerá; los muertos, los años de lucha, las noches que hemos pasado lejos de nuestras familias… Todo habrá sido en vano. No obstante, si logro aguantar la compostura, si no me dejo vencer por el miedo; nuestra quimera sobrevivirá para convertirse en leyenda. En una historia indestructible en la cual hombres y mujeres se atrevieron a enfrentarse a la injusticia y rompieron sus cadenas. Incluso es posible que transcienda a las generaciones futuras.
Unos dedos me agarran y me detengo a poco más de un metro de mi enemigo. Extiende su mano esperando que me humille y que realice el ritual de vasallaje. Es el momento, siento el peso del miedo y de la responsabilidad. El capitán de la guardia me observa concentrado. Parece que sospecha de mis verdaderas intenciones. Los dos somos soldados y nos conocemos. El hecho de haber combatido entre nosotros durante años ha forjado una extraña relación. Basada en el respeto y en la admiración. Podría decirse que somos enemigos íntimos. Estoy convencido de que, en otras circunstancias, hubiéramos sido grandes amigos.
Mis piernas comienzan a temblar. Sería tan fácil arrodillarse y largarme con mis seres queridos. Pero no lo haré. Siento la adrenalina fluir por mis venas, la furia que se apodera del guerrero antes de entrar en combate y me abalanzo sobre el déspota dispuesto a estrangularlo con las cadenas que unen los grilletes. Me siento débil y me duelen todos los huesos, mas sé que puedo acabar con él. Tan solo tengo que rodear su emperifollado cuello y apretar. El tiempo se ralentiza. Por un instante creo que lo voy a lograr. Sin embargo, una mano protegida por un guantelete me detiene y aprieta mi mandíbula. Algo ardiente atraviesa mis costillas y pulmones. No puedo respirar y el sabor de la sangre inunda mi paladar. Ha sido el capitán. Mis fuerzas me abandonan y siento que me derrumbo. No obstante, mi respetado adversario me sujeta. Mantiene su daga y su agarre en tensión; evitando que me desplome, dándome una muerte digna. Nuestras miradas se cruzan. Trato de darle las gracias con un gesto y él asiente. Mi respeto por él aumenta.
Mis sentidos me abandonan. Las tinieblas me envuelven y La Parca me espera, percibo su presencia cerca de mí. A pesar de ello, puedo escuchar el bramido del pueblo abalanzándose sobre su opresor y el grito de guerra de mis hombres. Así que no puedo dejar de sonreír mientras la dama de la noche me arrastra a sus dominios.